El bolero

(Continuación)
Laura Moguel y Felipe García, intérpretes yucatecos de Boleros.
Laura Moguel y Felipe García, intérpretes yucatecos de Boleros

 

Tristezas me dan tus quejas, mujer,
profundo dolor que dudes de mí,
no hay prueba de amor que deje entrever
cuánto sufro y padezco por ti.

La suerte es adversa conmigo,
no deja ensanchar mi pasión.
Un beso me diste un día,
lo guardo en mi corazón”.

El Primero de Abril de 1893, nace en Palmira (Cerca de Cienfuegos) el compositor cubano Eusebio Delfín a quien se atribuye el haber logrado introducir la música trovadoresca en las altas esferas sociales.

Estudió en uno de los mejores colegios de Cuba que pertenecía a los Hermanos Maristas, ya de adulto fue director de un banco cubano lo que le permitía cierto desahogo económico y además estaba casado con una hija del magnate del Ron Emilio Bacardí Moreau.

Eusebio Delfín, autor del bolero ¿Y tú qué has hecho? (En el tronco de un árbol).

Su primera aparición como trovador profesional fue en el Teatro Terry de Cienfuegos en 1916, acompañándose él mismo con la guitarra. Fue, además, uno de los primeros músicos cubanos en tener acceso, en 1923, a un estudio de grabación portátil procedente de los Estados Unidos. También se le atribuye el mérito de introducir algunos cambios en la manera de acompañar los boleros, pues en aquel entonces se acostumbraba acompañarlos con el típico rayado o rasgueado que Eusebio Delfín ingeniosamente cambió por un ritmo semi-arpegiado que causó gran sensación entre los trovadores por su originalidad. Su mayor éxito fue el bolero “¿Y tú qué has hecho?”. (Para más detalles sobre Eusebio Delfín, lea el artículo “¿Y tú qué has hecho de Aquella Boca?” que, en su segunda parte está dedicado a este compositor.

Se cree que entre los años 1908 y 1910 el bolero cubano llega a México a través de la península de Yucatán, aunque hay quienes afirman conocer una grabación hecha en México en 1907 del bolero “Tristezas”. El primer bolero compuesto en estas tierras es “Presentimiento” (aproximadamente por 1913) el cual lleva versos de Emilio Pacheco Ojeda y versos del Poeta Español Pedro Mata y que fuera grabado en Nueva York en la voz del trovador y compositor yucateco Guty Cárdenas. (ver biografía de Guty Cárdenas).

Sin saber que existías te deseaba,
antes de conocerte te adiviné;
llegaste en el momento que te esperaba,
no hubo sorpresa alguna cuando te hallé.

El día en que cruzaste por mi camino
tuve el presentimiento de algo fatal:
“esos ojos – me dije – son mi destino,
y esos brazos morenos son mi dogal”.

Fue Guty Cárdenas el vehículo ideal que habría de dar presencia y brillantez al bolero en México. Sus boleros “Para olvidarte”, “Quisiera”, “Pasión” “Si yo pudiera”, “A qué negar”, “Aléjate” y “Fondo azul” se convierten en grandes éxitos en su voz y su guitarra.

Como hecho curioso comentaré que la clave “Nunca” con la que Guty obtuvo su primer galardón como compositor y la que le abrió las puertas a la fama, fue compuesta originalmente en ritmo de bolero. Durante el concurso del Teatro Lírico, el compositor Tata Nacho sugirió a Guty que le cambiase el ritmo a clave.

Sin duda alguna, la invención de la Radio y su instalación a principios del siglo XX sería definitiva en el posicionamiento del bolero en el gusto popular. La XEW juega un papel muy importante en este proceso con transmisiones de programas musicales en vivo en los que los boleristas mexicanos logran la consagración de este género en toda Latinoamérica.

Agustín Lara que en esos años trabajaba como pianista en burdeles y aún no gozaba del prestigio que le acompañó posteriormente se vio seriamente impresionado con este ritmo tan magistralmente interpretado por Guty y no tardó en emularlo, escribiendo canciones que llegarían a ser clásicos en el Cancionero de México como “Rosa”, “Como dos puñales”, “Gota de amor”, “Sólo tú”, “Cabellera negra”, y su más grande éxito: “Mujer”.

Mujer, mujer divina;
tienes el veneno que fascina en tu mirar;
mujer alabastrina,
eres vibración de sonatina pasional.

Tienes el perfume de un naranjo en flor,
el altivo porte de una majestad,
sabes de los filtros que hay en el amor
tienes el hechizo de la liviandad.

La divina magia de un atardecer
y la maravilla de la inspiración;
tienes en el ritmo de tu ser
todo el palpitar de una canción,
eres la ilusión de mi existir, mujer.