Poemas de Felipe García

Sé que el río corre su sendero triste
noche y día fluye y su caudal persiste,
y aunque no te tenga, sé de tu pasión;
sé que inútilmente la razón resiste
donde sólo existe y reina el corazón.
Sé de tus quebrantos por ansiar lo mismo
el obscuro abismo que el fulgente sol;
sé de los encantos de tu boca plena
que de mieles llena, sin escepticismo,
cuando me envenena la desilusión.
Si pudiera en el mástil de mi humilde guitarra
contener los impulsos que me dicta tu amor,
apagara las notas que sus cuerdas desgarran;
pero me fue imposible y me hice trovador.
Trovador es mi oficio de dirigir los versos
al sublime universo de una mujer en flor,
y alcanzar las caricias de un par de labios tersos;
trovador es mi oficio de conquistar tu amor.
De tus ojos en calma
se desprenden los versos
mas sentidos y tersos
que se puedan tejer
con la pluma del alma,
tinta del pensamiento,
la que escribe en el viento
nuestras ansias de ser.
No desdeñes la prosa
que dio origen al verso
del nidal en que inmerso
vivo por tu querer;
ni seduzcas al beso
que en tu boca se posa,
flor de labios de rosa
convertida en mujer.
Antes bien, dale tiempo
de libar en tus labios
sin presión, sin resabios,
su dulcísima miel,
y verás cómo el beso
retornando mil veces
te devuelve con creces
el amor en tu piel.
Tu boca guarda rumor de alondras
cuando me nombras y al suspirar
por aquel beso que ardiente puse
al clamor dulce de tu ansiedad.
Y en el poema de tu semblante,
tu boca es verso que Dios ha inscrito
que no se ha visto, ni semejante,
un verso escrito con tal pasión.
Tu boca guarda rumor de alondras
cuando me nombras y al suspirar
por ese idilio que, aunque entre sombras,
es más sublime que los demás.
Un romance, una ilusión, un cuento
que merecía un final feliz
seductor, arrobador y exento
de obscuras sombras en su matiz.
Era la luna y me sonreía
desde tus labios color carmín;
rojas y blancas, flores solía,
tu boca, darme de su jardín.
Pero el destino que a todos viene
su frío aliento, cruel envió,
porque no supe guardar mis bienes,
ni retenerte, ni darte amor.
Por un solo beso que me diste un día
se entregó mi vida en dulce adoración
y a tus pies cayeron, por un dardo heridas,
¡Qué heridas tan leves que se hacen caricias!,
¡Qué dolor tan dulce que se hace canción!,
Si un día preguntan de qué es mi agonía
tu nombre en mis labios dirá que es de amor…
¡Por un solo beso que me diste un día!.
Con voz vocinglera tu boca me brinda
su esencia hechicera de notas y rimas;
tu pelo, tus ojos, tu boca de guinda,
para el gran concierto en que a mi alma sublimas
¡Qué marco perfecto es tu cara tan linda!
Naciste arrullando un arpegio en el alma
que nutre el acento jovial de tu voz
¡Qué vibre, que encante, que rompa la calma,
la voz prodigiosa que te ha dado Dios!
Mi almohada siente prisa
por desnudar tus ansias,
beberse tu sonrisa,
mientras te besa el alma.
Cobrar con tu presencia
la deuda de mi sueño
donde eres tú mi reina
y yo tu ardiente dueño.
Mi almohada ya no entiende
de plazos sin sentido,
henchida de placeres
que aún no has recibido.
¿Será esta noche acaso
que bese al fin tu frente
mi cómplice silente
de besos y de abrazos?
Mi almohada está impaciente
por detener tu horario,
en un suspiro ardiente,
del fondo de tus labios.
Mi almohada guarda besos,
suspiros y un sin fin
de enfebrecidos versos
que susurré por ti.
(como pétalo en la brisa)
Yo buscaré en tus labios las caricias olvidadas,
y buscaré en tus ojos los poemas que mi amor
no consiguió escribir, en las paredes de tu alma,
cuando el compás de espera, sin piedad, se terminó.
Yo buscaré en el fondo de tus prístinas pupilas
una señal, un faro, un motivo para amar,
y dejaré en tus labios, como pétalo en la brisa,
un beso dulce y tibio, sólo un beso… nada más.
(Déjame encenderte el alma)
Déjame encenderte el alma
hasta que haga ebullición;
déjame abrasar tu calma
en mi hoguera de pasión.
Deja que mi boca beba
del romántico temblor
de tus labios en la espera
de mis besos, dulce amor.
Deja que sucedan cosas
que otras veces no ocurrió;
que respiro amor y rosas
en tu obscura habitación.
Deja que el reloj se aburra
de mandarnos levantar,
deja que la magia ocurra…
déjame incendiar tu paz.
(en mi tierra querida)
El sol es lluvia en mi tierra
y el barro es alfombra
de flores que siembra,
al paso, mi sombra.
Mi niña no toques
sus flores abiertas;
que dulces te besan
y puede pasar.
Que un día me quieras
y amar a un poeta
no ofrece en la senda
ni surco, ni brecha
para transitar.
Un día le lloras
y al otro lo adoras
y amar de esa forma
es cruel como historia.
Yo te amo y prefiero
prohibir nuestras sendas
al ímpetu fiero
del arte de amar.
Mi niña, no intentes
amar al poeta,
no vuelvas tu frente
a aquel que te quiere,
prosigue tu andar.
¿A dónde fueron tus ilusiones?
¿En que bahía se ahogó tu amor?
Ya no murmuras nuestras canciones
con leve acento de ruiseñor.
Ya no se cuenta entre la arboleda
de nuestra historia antes pasional;
sólo un relato muy triste queda
de almas buscando de nuevo paz.
Hay noches sin estrellas
que saben de tus penas
y hay días de horas buenas
que no quieres mirar.
La niña en la ventana
que solamente espera
que el sueño la devuelva
a cierto tiempo atrás.
Cuando la suma de dos restaba
a las congojas su plan de acción;
y hoy, divididos, da en gran escala
lágrimas tristes del corazón.
Una sonrisa a su rostro asoma,
cuando recuerda el azul ayer
y una canción que dulce la nombra…
piensa: “¡Seguro!, ¡Quiere volver!”.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
15 de Diciembre de 2016.
Ese vicio impracticable
de querer comerte a besos,
con el ansia impostergable
del tropel de mis excesos.
Me da vida y me atormenta,
me subyuga el corazón;
se hace fuego entre mis venas...
me sofoca de obsesión.
Ese vicio impracticable
de querer comerte a besos,
es dibujo en el tatuaje
de mis íntimos secretos.
Se hace verso y se enmaraña
como arteria al corazón,
y se cuela en mis entrañas,
transformándose en canción.
Ese vicio impracticable
de querer comerte a besos,
es delirio y tú lo sabes,
mi locura... solo es eso.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán México.
Miércoles 21 de Septiembre de 2016.
Ven, dame tus manos y mírame así
como si un ángel del cielo bajado
te musitara mil cosas de mí…
te amo, te amo,
como hace ya tantos años
ante Dios yo te prometí.
Ven, ven y bailamos y bésame así
tu corazón, puesto en los labios;
mi corazón yo te lo di…
te amo, te amo,
como hace ya tantos años
ante Dios yo te prometí.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
10 de Septiembre de 2016.
Qué fantástica emoción
nace al borde de una cita,
se desborda el corazón
y hasta el mismo amor se excita.
Voy a verla hoy en el parque,
con su pelo ensortijado
y sus labios dibujados
de magnífico carmín.
Ella toda es poesía,
es un sol idealizado
en mis locas fantasías
de aprendiz de trovador.
Al mirarla desde lejos,
siento un nudo en la garganta,
y aún así voy a llamarla
con mi clásico pregón.
“Lleve niña su algodón,
por tan sólo quince pesos,
de colores son sus sueños
y de azúcar mi algodón”.
Ella ignora que la amo,
pero es todo cuanto anhelo,
y poder mirar su pelo
coqueteando en su vaivén.
Leve roce de sus manos:
la emoción que más endulza,
como un algodón de azúcar
que devora al corazón.
Y aunque su alma peregrina
no naciera para mi alma,
me conformo con mirarla
y venderle mi algodón.
No critiquen que le cobre,
porque todo voy juntando
pa’ comprarle su palacio
como se ha de merecer.
“Lleve niña su algodón,
por tan sólo quince pesos,
de colores son sus sueños
y de azúcar mi algodón”.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
05 de Septiembre de 2016.
Hay que ver cómo se baila en los festejos del pueblo
con traje blanco el mestizo y las mestizas de ensueño
baila, baila mi prenda, prenda querida, mi dulce amor
que el pueblo entero sepa que nadie,
como tú bailas lo hará mejor;
que en guachapeo no hay quien te iguale
bien ataviada eres un primor.
Ay, ay, qué rete chula es mi fiesta,
ay, ay, terno, jarana y cantor,
ay, ay, mientras que toca la orquesta
con tu sonrisa coqueta, alegras la fiesta
y a mi corazón;
con tu sonrisa coqueta, alegras la fiesta
y a mi corazón.
Papelitos de colores, como las flores del terno
de la linda mesticita a quien juré amor eterno;
baila, baila mi prenda, prenda querida, mi dulce amor
que el pueblo entero sepa que nadie,
como tú bailas lo hará mejor;
que en guachapeo no hay quien te iguale
bien ataviada eres un primor.
Ay, ay, qué rete chula es mi fiesta,
ay, ay, terno, jarana y cantor,
ay, ay, mientras que toca la orquesta
con tu sonrisa coqueta, alegras la fiesta
y a mi corazón;
con tu sonrisa coqueta, alegras la fiesta
y a mi corazón.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
28 de Agosto de 2016.
Sin que lo sepas tú,
pido a la luna cada noche de su luz
para alumbrar la soledad de tu camino
si es que el amor se descompone en mil espinos,
pido a la luna cada noche de su luz.
Y en mi sombría quietud
riego mis besos al sendero que andas tú,
para enredar mis ansiedades a tu sombra,
con este labio que te llama, que te nombra,
riego mis besos al sendero que andas tú.
Sin que lo sepas tú,
te pinto entre mis sueños como diosa
vestida la mitad estrella y rosa
vestida con azahar de juventud.
Sin que lo sepas tú
construyo mis anhelos en tu risa
si al fin y al cabo marchas con la brisa
e ignoras todo lo que inspiras tú.
Sin que lo sepas tú.
José Felipe García Vargas
Mérida Yucatán, México
Sábado 25 de Junio de 2016.
Si me dijeran que ya de mí te has olvidado,
yo arrancaría en este instante las flores del pasado,
porque ellas dicen que has de volver siempre a mi lado,
y les creí, porque yo a ti, aún te amo.
Si me dijeran que fue tu amor acto fingido,
respondería que no fue así, y que tú has sido
mi gran amor, mi único amor, oro invertido
para comprar la gloria azul, que me has traído.
Si me dijeran que eres feliz en otros brazos,
yo entendería que ha sido así porque he fallado,
que un gran amor como tu amor precisa lazos,
de una pasión que en mi interior no has encontrado.
Si me dijeran que fue tu amor acto fingido,
respondería que no fue así, y que tú has sido
mi gran amor, mi único amor, oro invertido
para comprar la gloria azul… que hoy he perdido.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Domingo 04 de Junio de 2016.
Cuentan historias de hombres de mar,
y de las novias que esperan,
mientras los hombres van a pescar…
hablan las olas y cuentan.
Dicen de un barco que se perdió
entre la azul lejanía
y de una novia que le lloró
en cotidiana agonía.
Era la perla del puerto,
la muchachita más linda;
su corazón ya está muerto
como sus labios de guinda.
Que no pronuncian su nombre,
como hace tiempo lo hacían;
él era el único hombre
por quien su pecho latía.
“Mírame, madre, voy a pescar
las ilusiones más bellas
sobre las olas blancas del mar
sobrepoblada de estrellas”.
“Él ya me espera, yo le escuché
me lo musitan las olas;
dame tu beso porque me iré
para no estar ya mas sola”.
Nadie en el pueblo supo ya más,
pero en el pueblo se cuenta
que su existencia quiso acabar
tan habitada de penas.
Cuentan historias de hombres de mar,
y de las novias que esperan,
mientras los hombres van a pescar…
hablan las olas y cuentan.
Y es que la novia del pescador
se ha convertido en leyenda
de bella ondina que por amor
al mar se ha dado en ofrenda.
Dicen algunos que apareció
cuando en el mar naufragaron
y, protectora, les confortó
con melancólico canto.
En el poblado se hizo un cantar,
de aquella triste sirena,
la blanca y dulce novia del mar,
la que protege a quien pesca.
Cuentan historias de hombres de mar,
y de las novias que esperan,
y de la bella que hizo un cantar
con su romántica pena.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
25 de Agosto de 2015.
Tus ojos que en el alma me acarician
y besan cuando me miras así,
ya saben la pasión que, sin malicia,
te brinda el corazón en su latir.
Tus ojos que Dios quiso en mi ventura
que fueran paliativo en mi sufrir,
me dieron esperanza en mi locura,
y hoy vivo para amarte sólo a ti.
Si lloran son la flor de mi martirio,
si ríen son el sol de mi jardín;
si miran con dulzura, mi delirio,
si miran con enojo son mi fin.
Yo quiero que me digas con los ojos
que has de ser tú por siempre para mí,
y yo te entregaré en los labios rojos
promesas de adorarte hasta morir.
No dejes que me marche sin mirarlos
tus ojos son el faro en mi vivir,
que busca mi alma como si dos astros
faltaran en mi pecho por latir.
Si lloran son la flor de mi martirio,
si ríen son el sol de mi jardín;
si miran con dulzura, mi delirio,
si miran con enojo son mi fin…
si miran con enojo son mi fin.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
18 de Agosto de 2015.
No pretendo que me quieras,
pero busco merecerte
y entregado a mis quimeras
hoy te he escrito esta canción.
Desprovista de artilugios,
correrá quizás la suerte
de acunarse en el refugio
de tu tibio corazón.
Y tal vez, no sé, algún día
te des cuenta de que existo
y sabrás la angustia mía,
y vendrás quizás a mí.
Sé que nada es imposible,
sé que todo es imprevisto;
si alcanzar tu amor no es simple,
entregarte el mío, sí.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Jueves 6 de Agosto de 2015.
Cuando el perfume de la mañana
pinte de rosas tu corazón,
se harán azules tus esperanzas
y roja el hada de la pasión.
Vendrán luceros en pleno día,
luminiscentes a matizar
la flor que habita pestaña umbría
en el hechizo de tu mirar.
Con beso ardiente, la flor de amores,
de miel tus labios hará sangrar,
para que acudan los picaflores
hasta el convite de la ansiedad.
Con dulce acento, mi flor temprana,
se hará un latido nuestra canción,
cuando el concierto de la mañana
bañe de trinos tu corazón.
Cuando el perfume de la mañana
pinte de rosas tu corazón,
pondrán las hadas en tu ventana
el dulce envío de mi pasión.
José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
Miércoles 5 de Agosto de 2015.